Estos son los diez principios que me parecen necesarios para ser un auténtico líder creativo.
Optimismo. Una de las cualidades más importantes de un buen líder es el optimismo, un entusiasmo pragmático por lo que se puede lograr. Aunque se enfrente a decisiones difíciles y a resultados en absoluto ideales, el líder optimista no cede ante el pesimismo. En pocas palabras, los pesimistas no motivan ni transmiten energía a la gente. Valentía. Para asumir riesgos es fundamental la valentía y, en las empresas en un estado de cambio y disrupción constantes, la asunción de riesgos es indispensable, la innovación es vital y esta solo se produce de verdad cuando las personas son valientes. Esto vale para las adquisiciones, las inversiones y la asignación de recursos y, muy en particular, para las decisiones creativas. El miedo al fracaso destruye la creatividad. Concentración. Asignar tiempo, energía y recursos a las estrategias, los problemas y proyectos que son de mayor importancia y valor es extremadamente importante, y es indispensable saber comunicar las prioridades con claridad y frecuencia. Decisión. Todas las decisiones, por difíciles que sean, pueden y deben tomarse del modo más oportuno posible. Los líderes deben fomentar la diversidad de opiniones, pero equilibrándola con la necesidad de tomar y aplicar decisiones. La indecisión crónica no solo es ineficaz y contraproducente, sino que además socava los cimientos de la moral. Curiosidad. La curiosidad profunda y constante permite descubrir a personas, lugares e ideas nuevas, al igual que el conocimiento y comprensión del mercado y sus dinámicas cambiantes. El camino de la innovación empieza por la curiosidad. Equidad. Un liderazgo fuerte implica tratar a las personas de forma justa y decente. La empatía es esencial, al igual que la proximidad. Las personas que cometen errores sinceros merecen una segunda oportunidad y juzgar a la gente con demasiada dureza genera miedo y ansiedad, lo que desincentiva la comunicación y la innovación. No hay nada peor para una organización que una cultura del miedo. Reflexión. La reflexión es uno de los elementos más subestima- dos del buen liderazgo. Es el proceso de adquirir conocimientos de modo que las opiniones que se emitan o las decisiones que se tomen resulten más creíbles y con mayores probabilidades de acierto. Se trata simplemente de tomarse el tiempo necesario para desarrollar opiniones bien fundamentadas. Sinceridad. Sé franco. Sé sincero. No finjas nunca. La franqueza y la sinceridad generan respeto y confianza. El constante afán de perfección. No es lo mismo que ser perfeccionista a toda costa, pero sí negarse a aceptar la mediocridad o a justificar algo diciendo que “así ya está bien”. Si crees que una cosa puede mejorarse, haz un esfuerzo para conseguirlo. Si te dedicas a hacer algo, que sea genial: Integridad. No hay nada más importante que la calidad y la integridad de las personas y los productos de una organización. El éxito de la empresa depende de la aplicación de unos criterios éticos exigentes en todo, desde lo más importante hasta lo más trivial. En otras palabras: la forma en que haces algo es la misma en que lo haces todo.
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